12 de diciembre de 2025

Gohonzon Nichiren N°117

EL GOHOZON (MANDALA CALIGRÁFICO DE NICHIREN) COMO MAPA DE LA VIDA Y KOAN CÓSMICO

INTRODUCCIÓN

El mandala caligráfico de Nichiren, conocido como Gohozon (o "Mandala de los siete caracteres"), es una obra sacra de la tradición nichiren que trasciende su condición de objeto ritual para convertirse en una representación simbólica de la propia vida humana, un koan contemplativo y un mapa hacia la esencia del ser. Veamos uno de los tantos aspectos de su estructura, personajes y significados ontológicos, destacando su carácter como reflejo de la unidad entre la ley, los budas y la vida individual, así como su dimensión esotérica.

 ESTRUCTURA CENTRAL Y SU ESENCIA

En el núcleo del Gohozon se encuentra la caligrafía de "Namu Myoho Renge Kyo" —el mantra de la Ley Mística, conocido también como daimoku—, que constituye el eje de todo el mandala. Este centro no representa un ser personal, sino la ley primordial del universo: la realidad última que sustenta toda manifestación y encarna la no dualidad en su máxima expresión. A diferencia de concepciones en que un buda es el origen, aquí la Ley Mística es el fundamento, y los budas son sus manifestaciones.

LOS BUDAS LATERALES Y SU SIGNIFICADO: DUALIDAD Y MANIFESTACIÓN DE LA NO DUALIDAD

Inscrito en la parte central está Namu Myoho Renge Kyo, y de un costado se sitúa el ideograma que representa a Buda Shakyamuni, el buda histórico que enseñó el Sutra del Loto en la Tierra. Del lado derecho se encuentra el ideograma correspondiente a Buda Prabhutaratna (conocido como "Buda Taho", el buda "Muchos Tesoros"), el buda que se manifiesta con su stupa de joyas cada vez que un buda predica el Sutra del Loto.

Ambos budas son, en realidad, realidades y manifestaciones de Myoho Renge Kyo mismo: Shakyamuni representa la vida y la manifestación —la expresión histórica y visible de la ley en el mundo, lo manifiesto—, mientras que Prabhutaratna simboliza la muerte o el estado de latencia —la eternidad invisible de la Ley que permanece oculta cuando no se revela. Juntos, encarnan la dualidad que permea la experiencia humana, mientras que el daimoku del centro representa la no dualidad que trasciende y contiene ambas polaridades. Contrario a interpretaciones que lo consideran el buda primordial, Shakyamuni se le representa aquí como el portador y manifestante de la Ley Mística, complementado por Prabhutaratna como su dimensión eterna y latente.

LOS CUATRO BODHISATTVAS DE LA TIERRA Y SUS REPRESENTACIONES

Acompañando a los budas se encuentran los Cuatro bodhisattvas de la Tierra (Shisho Bosatsu): Jogyo, Muhengyo, Joggyo y Anryugyo. Cada uno simboliza un aspecto de la esencia de la vida: la determinación para practicar la ley, la capacidad de trascender límites, la compasión activa y la estabilidad interna. Juntos, representan los valores y cualidades que se manifestarían en quienes conectan con la Ley Mística del centro.

EL MANDALA COMO REFLEJO DE LA VIDA PROPIA, KOAN Y MAPA

El Gohozon es más que un objeto externo: es una representación de nuestra propia vida, en la que todos los personajes y el mantra central simbolizan aspectos intrínsecos de nuestro ser. También se puede leer como un koan —un enigma contemplativo que invita a superar el pensamiento dualista y alcanzar una comprensión directa de la realidad. Además, funciona como un mapa hacia nuestro propio ser, guiando a la práctica para manifestar la esencia iluminada que yace en el centro de cada persona.

LA DIMENSIÓN ESOTÉRICA OCULTA Y LOS USOS MUNDANOS

A lo largo de la historia, el Gohozon ha sufrido una distorsión en su interpretación: muchos lo han utilizado principalmente para consagrar deseos mundanos o materiales —riqueza, salud física, éxito social—, ocultando su verdadera dimensión esotérica. Cabe resaltar que Nichiren mismo afirmó que nunca oró por cuestiones seculares: su práctica se centró en la transformación profunda de la vida, en la manifestación de la budeidad inherente y en la realización de la paz cósmica, no en la satisfacción de deseos temporales.

Esta dimensión oculta del mandala es su carácter como instrumento de autoconocimiento esotérico: no es un amuleto para obtener bienes terrenales, sino un espacio de contemplación que revela la interconexión entre la propia vida y la realidad última. Su esoterismo radica en la posibilidad de acceder a un conocimiento directo de la esencia de la vida a través de su contemplación y práctica, más allá de interpretaciones superficiales y mundanas.

El Gohozon de Nichiren es una obra de profunda riqueza simbólica que convierte la caligrafía en un espejo del cosmos y de la vida individual. Su estructura —con la Ley Mística (no dualidad) en el centro, los budas de la manifestación/vida (Shakyamuni) y la latencia/muerte (Prabhutaratna) en los lados y los bodhisattvas como cualidades de la vida— revela que la iluminación no es algo externo, sino un potencial inherente. Además, su dimensión esotérica, recuerda que su propósito original es guiar al ser hacia el autoconocimiento y la realización de su verdadera naturaleza, tal como lo enfatizó Nichiren mismo. En definitiva, el mandala es un koan viviente y un mapa hacia la propia esencia.


Gohonzonshu (129 halographs)

Published by Rissho Ankokukai. 1947, 1999.

5 de diciembre de 2025

Gohonzon Nichiren N°116

𝑪𝑶𝑹𝑹𝑬𝑺𝑷𝑶𝑵𝑫𝑬𝑵𝑪𝑰𝑨 𝑫𝑬 𝑵𝑰𝑪𝑯𝑰𝑹𝑬𝑵 𝑪𝑶𝑵 𝑳𝑨𝑺 𝑴𝑼𝑱𝑬𝑹𝑬𝑺

Entre los seguidores de Nichiren se encontraban sesenta y seis mujeres conocidas por su nombre, más que cualquier otro maestro contemporáneo. Entre estas mujeres se encontraban muchas “monjas laicas” (ama nyūdō 尼入道), es decir, no renunciantes de clausura, sino mujeres, generalmente de al menos mediana edad, que habían tomado votos budistas pero permanecían en sus hogares. Muchas de las seguidoras de Nichiren inicialmente abrazaron su enseñanza porque sus esposos lo habían hecho, pero pronto desarrollaron una fe independiente, permaneciendo practicantes fieles incluso después de la muerte de sus esposos. Varias eran “monjas viudas” (goke-ama 後家尼), que se habían sometido a una tonsura parcial, ofreciendo el mérito de ese acto por el bienestar post mortem de su esposo. 

De esta manera, renunciaron formalmente a cualquier intención de volverse a casar y, por lo tanto, pudieron conservar los derechos sobre las propiedades de sus esposos. Algunas tenían una considerable independencia financiera. Las duras críticas de Nichiren a otras formas budistas y a los funcionarios del bakufu (Gobierno) de Kamakura (鎌倉幕府) por apoyarlas, provocaron la hostilidad de los líderes religiosos y gubernamentales. Fue enviado al exilio en dos ocasiones y, en ocasiones, sufrió pobreza y hambre. Sus seguidores —a menudo las mujeres entre ellos— les proporcionaron a él y a sus discípulos clérigos comida y ropa. En muchos casos, es probable que la comida se cultivara en sus propias tierras.

Conocemos detalles de estos obsequios por la costumbre de Nichiren de escribir con prontitud cartas expresando su agradecimiento y comunicando las enseñanzas budistas. Los 443 escritos de la sección principal (seihen 正編) de la colección de Nichiren incluyen noventa cartas dirigidas a mujeres. Aquí, incluso más que a través de sus escritos doctrinales, se puede vislumbrar su preocupación por sus seguidores individuales. A una mujer a la que se refería como “la esposa de Sajiki 敷”, le escribió que una túnica que ella cosió para él había sido ofrecida al Sutra del Loto, y dado que cada uno de los 69.384 caracteres del Sutra del Loto representa un buda viviente, ella había ofrecido, en efecto, 69.384 túnicas a otros tantos budas. Una mujer conocida como Myōichi ama 妙一尼, aunque viuda, con una salud frágil y luchando por criar sola a sus dos hijos, envió dos veces a su sirviente para ayudar a Nichiren en tiempos difíciles. Nichiren prometió que, si obtenía alguna influencia en esta vida, cuidaría de sus hijos, ya sea que ella misma viviera o no.

Incluso cuando ambos miembros de una pareja eran sus seguidores, Nichiren solía escribirles directamente a las mujeres, no a través de sus esposos. A varias les dio el nichigō 日号, un Nombre budista que contiene el carácter nichi 日 de su propio nombre. El nichigō fue adoptado por prácticamente todos los sacerdotes budistas de Nichiren hasta el período Meiji 明治 (1868-1912) y aún lo utilizan los clérigos de alto rango. Nichiren confería el nichigō no solo a los discípulos sacerdotes, sino también a los laicos, incluidas las mujeres laicas.

Alternativamente, Nichiren solía otorgar a menudo los nombres de las seguidoras empiezan con myō 妙, el primer ideograma del título del Sutra del Loto. A una joven madre, separada de su esposo, que había hecho el arduo viaje desde Kamakura con su hija pequeña para visitarlo durante su exilio en la isla de Sado 佐渡, Nichiren le dio el extraordinario nombre de Nichimyō Shōnin 日妙聖人 (San Nichimyō), el primer título shōnin que se confirió a una seguidora.

Las seguidoras de Nichiren buscaron tanto su guía religiosa como sus oraciones para ayudar a sus familiares fallecidos. Algunos pasajes profundamente conmovedores aparecen en las cartas de Nichiren a las mujeres que habían perdido a sus padres, esposos o hijos. En ocasiones, se abstuvo por completo de expresiones formales de condolencia y simplemente ofreció el consuelo de reconocer el dolor de la receptora. A la monja laica Kōnichi-bō 光日房, cuyo hijo Yashirō 弥四郎 había muerto en batalla, le escribió:

 “Que los padres mueran y sus hijos sigan viviendo es el curso natural de las cosas... [pero] que un hijo muera joven mientras su madre anciana permanece es verdaderamente lamentable. Es posible que estés resentida con los dioses y los budas. ¿Por qué no te llevaron a ti?..."

 Debe ser realmente difícil de como guerrero, Yashirō había matado a otros en combate, y a Kōnichi-bō le preocupaba la retribución kármica que pudiera aguardar a su hijo en la próxima vida. Citando ejemplos de las escrituras budistas, Nichiren le aseguró que su propia fe en el Sutra del Loto lo protegería. En ocasiones, las seguidoras consultaban a Nichiren sobre asuntos específicos de las mujeres. La esposa de un funcionario erudito le preguntó qué prohibiciones debía observar al recitar el Sutra del Loto durante su período menstrual; Nichiren respondió que la menstruación es una función natural del cuerpo femenino y no una fuente de contaminación. 

Otras buscaban su seguridad y ayuda taumatúrgica para un parto seguro o al acercarse a los treinta y tres años, considerados de mala suerte para las mujeres. Las mujeres también buscaban su instrucción en las enseñanzas budistas, y él les respondía con la misma seriedad que a sus seguidores masculinos. En respuesta a una pregunta de Myōhō-ama 妙法尼, quien preguntó si realmente se puede alcanzar la budeidad únicamente entonando Namu Myōhō-renge-kyō, Nichiren la elogió como «la pregunta más importante de todas» y le aseguró que, mediante esta práctica, se puede manifestar la budeidad sin cambiar la forma actual, tal como lo hizo la joven dragón.

 


Fuente: SIGUIENDO LOS PASOS DE LA NIÑA DRAGONA: Mujeres en el budismo Nichiren y el nichirenismo moderno

29 de noviembre de 2025

Gohonzon Nichiren N°115

 
La iluminación de la Niña Dragona

En el episodio de la iluminación de la niña dragona es posible apreciar las enormes distancias entre un discurso y otro, los prejuicios, las valoraciones, los universos de pensamiento casi opuestos. Todos eran discípulos del mismo maestro, buscaban el mismoideal -la iluminacióny habían recibido la misma enseñanza. Desde este ángulo podríamos decir que compartían mismo discurso o un código único. Sin embargo, cuando la niña dragona logra la máxima meta, se resquebraja esa unidad. Se subvierten posiciones: el más docto es quien menos entiende. Una criatura del sexo femenino que es, además, animal es la primera en comprender y lograr la máxima meta. La dificultad de algunos bodhisattvas en aceptar la situación los lleva a esgrimir conocimientos que ya no cumplen con la función de despertar una comprensión. Sus palabras desesperadas rebotan como puros sonidos vacíos. Los hechos son tan sorprendentes que sólo un nuevo sistema de pensamiento puede explicarlos. No se trata aquí de que nuevos conocimientos reemplacen a los vetustos, el mero cambio de contenidos no permitiría comprender lo que el Buda quiere enseñar a través del episodio. Las apariciones, transformaciones u objetos que surgen son recursos metafóricos que el maestro utiliza en la maravillosa gesta relatada en el Sutra del loto porque las palabras no alcanzan. Esta imposibilidad del lenguaje nos pone de manifiesto que estamos frente a un sistema de pensamiento diferente, una nueva filosofía de base, una forma inédita de percibirel mundo. La magnitud de los cambios nos permite comprender la perplejidad de aquellos doctos bodhisattvas. El intercambio de palabras pone de manifiesto un abismo de diferencia entre lo que dicen algunos y lo que pueden entender otros. El lenguaje mismo parece haber sido horadado. Cambia la relación con el mismo lenguaje. Hay algo en el nuevo orden de la realidad que tiene que ser aprehendido de otra manera. La razón, la voz, la palabra ocuparán un lugar secundario en la comprensión de la verdad. Quizás de esta forma se logre percibir –ya no comprender desde la razón– un orden diferente de la realidad. Es necesario una nueva visión, que abre las puertas para futuros análisis sobre el comportamiento de los enunciados en el diálogo y todas las fuerzas en juego. También será útil un acercamiento para desde otras alternativas que no se basen en la razón. Posiblemente con un trabajo comparativo desde las filosofías de la vida o la deconstrucción se pueda encontrar algo más de luz para entender el proceso vivenciado por la niña dragona, que aún hoy resulta difícil aprehender. 


Fuente: La iluminación de las mujeres: de la niña dragona a las mujeres del Siglo XXI

Christiane Kazue Nagao

25 de noviembre de 2025

Gohonzon Nichiren N°114

  SUBORDINACIÓN Y MARTIRIO EN EL BUDISMO NICHIREN EN LA EDAD MODERNA

Una estrategia diabólica

Como parte de esta reestructuración, en 1665, los comisionados de templos y santuarios revisaron y reconfirmaron las tierras con sello bermellón (shuinchi 朱印地) otorgadas por el Bakufu a los templos y santuarios. Esta operación burocrática, aparentemente rutinaria, resultó ser una oportunidad ideal para abordar de forma decisiva el problema del fuju fuse, el último gran obstáculo para la implementación de la política religiosa del Bakufu. Los funcionarios ahora estipulaban que estas tierras eran ofrendas de dharma del gobernante y exigían declaraciones escritas (otegata お手形) de cada templo receptor, reconociendo su recepción como excepción a la regla fuju fuse. Esta exigencia atrapó a los sacerdotes fuju fuse (negación de la escuela Nichiren a aceptar favores del gobierno, a cambio de su subordinación) en un dilema terrible, similar al que enfrentaban los creyentes cristianos obligados a pisar una imagen de Jesús o de la Virgen María (fumie 踏み絵). Rechazar las concesiones de tierras como ofrendas contaminadas por calumnias contra el dharma significaba ser arrestado y castigado como enemigo del gobernante. Aceptarlas era traicionar públicamente el principio fuju fuse, convirtiéndose en apóstata ante sí mismo y ante los demás. Los sacerdotes fuju fuse ni siquiera podían evadir la elección abandonando sus templos para vivir como predicadores itinerantes, ya que tales actividades ahora estaban prohibidas. Una vez más, los funcionarios del Bakufu se valieron de la práctica de un grupo religioso considerado problemático como arma para usar en su contra. Sin embargo, aunque promulgada por funcionarios del gobierno, la estrategia de usar el otegata de esta manera seguramente se inspiró en la facción conciliadora de la secta Nichiren, que había solicitado persistentemente que las donaciones de tierras a los templos se definieran como ofrendas de dharma. El Bakufu emitió entonces una ordenanza aún más severa: la certificación de los templos fuju fuse ya no sería reconocida.

Sin la certificación anual del templo, las personas no podían inscribirse en el registro de inspección sectaria, lo cual era necesario para trabajar, casarse, viajar o cambiar de residencia; las personas no registradas carecían de un lugar legítimo en la sociedad. Este nuevo edicto prohibía de hecho el fuju fuse, tanto para sacerdotes como para laicos, las alternativas eran sombrías. Algunos sacerdotes fuju fuse, seguidos por sus partidarios laicos, se pasaron, al menos externamente, a sus oponentes ju fuse, probablemente razonando que, incluso si se veían obligados a ser cómplices de la difamación del dharma, sería mejor a largo plazo preservar sus instituciones del templo. Otros pasaron a la clandestinidad, viviendo furtivamente como personas no registradas, sujetas en cualquier momento a ser arrestadas, seguidas de exilio o ejecución, si fueran descubiertas. 

Un número sorprendente de sacerdotes y laicos optaron por este camino, practicando su fe en comunidades secretas hasta su legalización en 1876, más de doscientos años después.

Otros sacerdotes eligieron desafiar al gobierno y aceptar el arresto, el encarcelamiento o el exilio como mártires del principio fuju fuse. Debieron sentirse fortalecidos por el ejemplo de Nichiren y su enseñanza de que afrontar la persecución de las autoridades mundanas por el Sutra del Loto demuestra la rectitud de la propia fe y garantiza la futura budeidad. Otros se suicidaron en señal de protesta. Anjūin Nichinen (1656- 1732), sacerdote de la comunidad clandestina fuju fuse, recordó más tarde el momento:

En el sexto año de la era Kanbun (1666), el año del caballo de fuego, cuando el verdadero dharma fue completamente destruido, yo aún era un niño, pero lo recuerdo vagamente. Varios creyentes se reunieron. "¿Nos suicidamos? ¿Nos ahogamos? ¿O huimos y morimos donde caigamos? ¡Ay, qué triste!" Los observé mientras descuidaban sus labores para discutir posibles soluciones. "No deberíamos desperdiciar nuestras vidas todavía; mejor esperar hasta que no haya otra opción", concluyeron, y cada uno buscó un [nuevo] templo familiar. Pero entre ellos había algunas personas de fe intensa que se ahorcaron y murieron.

Desafiando el “Edicto de las Ofrendas de Tierra y Agua”

En todo el archipiélago, se incendiaron los escondites conocidos de los Fuju Fuse; también se registraron arrestos, ejecuciones y muertes en prisión. Entre los que tomaron preferían sus propias vidas a transigir con la “calumnia del dharma”, destaca el número de suicidios por ayuno. Varios ocurrieron en Okayama, donde El señor feudal Ikeda Mitsumasa, un ferviente neoconfuciano, autorizó medidas especialmente severas contra los monjes budistas (fuju fuse), destruyendo 313 templos fuju fuse de los 1044 templos budistas que había en su dominio y exiliando a 585 sacerdotes fuju fuse de los 1957 clérigos budistas.60 En 1669, cuatro monjas, junto con Kenjūin Nissei, el sacerdote de su templo, se aislaron en un antiguo túmulo funerario (kofun) en Fukuda, en la cercana provincia de Mimasaka.

 Allí ayunaron hasta la muerte mientras recitaban el daimoku. La monja Myōjō, también de Okayama, se enterró en un agujero que había cavado en la tierra y ayunó hasta la muerte, y el sacerdote Nichien ayunó de manera similar hasta la muerte dentro de un ataúd que él mismo había fabricado.

También se documentan suicidios por ayuno en Edo. Kioto y otros lugares. Este método puede haber sido elegido en respuesta al “edicto de ofrendas de tierra y agua” (dosui kuyō rei) (orden de servicio conmemorativo de tierra y agua) emitido en 1666.63 En un lenguaje claramente influenciado por los argumentos de la facción acomodaticia ju fuse, este edicto proclamaba que la tierra que uno pisa y el agua que uno bebe son todas las ofrendas del dharma del gobernante, y exigía un acuse de recibo por escrito. Al igual que las versiones nichirenistas de los ejemplos chinos Boyi y Shuqi, aquellas personas que ayunaban hasta la muerte parecen haber decidido que, si la tierra y sus frutos eran las ofrendas de un gobernante sumido en la difamación del dharma, preferían morir de hambre antes que consumirlos.

 La idea de que la tierra y sus productos pertenecen al gobernante era antigua y aparece en fuentes japonesas desde tiempos remotos. Sin embargo, la afirmación más específica de que la tierra y el agua son todas las ofrendas del dharma del gobernante era, como sabemos, más antigua. Y habían sido inventadas por los sacerdotes eruditos Nichiren de la facción ju fuse para apoyar su posición conciliadora. Al mismo tiempo, la idea de exigir recibos por tales “ofrendas” revela las pretensiones del régimen Tokugawa de representar nada menos que el orden cósmico mismo. Analicemos la negativa de un sacerdote Nichiren. Ankokuin Nichikō (1626-1698) fue un destacado sacerdote y erudito con sede en un seminario en Noro, provincia de Shimōsa, y activo en la causa del fuju fuse. Al recibir la orden de proporcionar un recibo por la tierra y el agua, Nichikō, en cambio, escribió una conmovedora admonición. 

“Podrías decir”, escribe, que el agua que bebemos y la tierra que pisamos, la luz del sol, la luna y las estrellas en los cielos que calientan nuestros cuerpos, y los cinco granos producidos por la tierra que sustentan nuestro espíritu vital (tamashii) son todos ofrendas del gobernante. Pero en el budismo, se consideran efectos del karma colectivo […] y en el confucianismo, se consideran el funcionamiento natural del yin y el yang y los cinco elementos. Hablamos de la tierra y el agua como pertenecientes al gobernante, continúa Nichikō, porque él las gobierna. Pero la noción de que representan sus ofrendas del dharma es una idea nueva propuesta por la facción Minobu, basada en una mala interpretación de pasajes de los sutras de la Red de Brahmā y del Montón de Joyas. Estos pasajes están más bien destinados a reprender a los monjes que quebrantan los preceptos y, de hecho, respaldan la misma distinción entre la beneficencia mundana y las ofrendas del dharma que los conciliadores buscan derribar. “El gobernante de Japón”, aclara Nichikō, “no es un devoto del Sutra del Loto. 

Pero como nuestra secta tiene creyentes entre la gente de este país, la apoya como una cuestión de beneficencia [mundana]. Es como el caso de aquellos emperadores de la China Tang que, si bien eran devotos del confucianismo, financiaban monasterios budistas”. Nichikō continúa: “Antes de que el budismo llegara [a Japón], el gobierno comprendía una sola dimensión [mundana]. Pero después de la introducción del budismo, el gobierno reconoció tanto el ámbito mundano como el budista. ¿Cómo puede el gobierno actual confundir ambos?”. Concluye: “Si insistes en que todas las cosas son ofrendas [del dharma del gobernante], entonces ¿qué pasa con mi propia persona, que los budistas consideran el resultado del karma pasado, y los confucianos, la obra de los cinco elementos? ¿Acaso mi propia persona también es una ofrenda del gobernante? Si insistes en que [todas las cosas] son ofrendas del dharma del gobernante, entonces rechazo la ofrenda específica de tierras del templo, pero acepto la ofrenda general de agua para beber y caminos para transitar, y las usaré para difundir la enseñanza [fuju fuse] por todo el país.”

Nichikō fue acusado de desobediencia al gobernante y exiliado a la remota provincia de Hyūga (prefectura de Miyazaki) en el este de Kyushu. Se convertiría en líder de la comunidad clandestina de fuju fuse. Según su propio relato, cuando él y otro sacerdote fuju fuse condenado, Myōjōin Nichikan 妙静院日浣 (1616–1676), partieron —atados con cuerdas y bajo escolta oficial— hacia sus respectivos lugares de destierro, más de mil seguidores llorosos se congregaron a lo largo del camino para despedirlos.


Fuente: RECHAZAR LAS OFRENDAS DEL GOBERNANTE: SUBORDINACIÓN Y MARTIRIO EN EL BUDISMO NICHIREN EN LA EDAD MODERNA

Texto para leer en Linea(o bajar en PDF) RECHAZAR LAS OFRENDAS DEL GOBERNANTE: SUBORDINACIÓN Y MARTIRIO EN EL BUDISMO NICHIREN EN LA EDAD MODERNA

18 de noviembre de 2025

Gohonzon Nichiren N°113

𝑬𝑳 𝑺𝑼𝑻𝑹𝑨 𝑫𝑬𝑳 𝑳𝑶𝑻𝑶 𝒀 𝑳𝑨 𝑮𝑬𝑶𝑮𝑹𝑨𝑭𝑰́𝑨 𝑺𝑨𝑮𝑹𝑨𝑫𝑨

El Sutra del Loto también estaba relacionado con el establecimiento de lugares sagrados. El término "montañas voladoras" se ha utilizado para describir la identificación de determinadas montañas en Japón (normalmente importantes lugares de práctica budista) como equivalentes, o en cierto sentido incluso idénticas, a las montañas sagradas del continente asiático; a menudo se decía que dichas montañas habían volado literalmente a Japón. Hiei, Omine, Kasagi y otros lugares de práctica ascética en la montaña se identificaban a veces con el Pico del Buitre, donde se dice que el siempre perdurable Buda Sakyamuni predicando constantemente el Sutra del Loto. 

El monte Hiei, en particular, como emplazamiento del monasterio principal Tendai, Enryakuji, se equiparaba con frecuencia en los registros medievales Tendai de transmisiones orales tanto con el Pico del Buitre en la India como con el monte Tiantai, sede de la tradición original, en China. Se observaba con frecuencia que los tres lugares se encontraban al noreste de la capital de sus respectivos países y, por lo tanto, constituían centros de protección nacional que podían bloquear las influencias malignas que se pensaba que entraban desde esa desafortunada dirección "Por lo tanto", para citar uno de esos textos, "la transmisión [del Sutra del Loto a través de los tres países [India, China y Japón] siempre tiene lugar en el Pico Sagrado del Buitre. Nuestra montaña [Hiei] debe entenderse como el lugar de “la asamblea en el Pico Sagrado”. Identificar el Monte Hiei con el reino de la asamblea del Loto no solo transponía el mundo del sutra a Japón, sino que también subrayaba la autoridad de este importante centro budista. Otra forma de lugar sagrado era el mandala geográfico, en el que paisajes específicos se identificaban con los reinos de budas y bodhisattvas particulares; visitar tales lugares era, por lo tanto, entrar en un reino búdico. Las regiones de Yoshino y Kumano de la península de Kii en Japón, por ejemplo, ambas famosas zonas de peregrinación y práctica ascética en la montaña, se identificaban, respectivamente, con los mandalas del Mundo de Diamante (Skt.: Vajradhatu, Ja.: Kongókai) y del Mundo Matriz (Skt.: Garbhadhatu, Ja.: Taizokai) del budismo esotérico. 

El Sutra del Loto también se proyectaba sobre ciertas topografías de esta manera. Por ejemplo, según una tradición, la península de Kunisaki, en Kyushu, otro sitio importante para la práctica ascética en la montaña, tenía veintiocho templos que representaban los veintiocho capítulos del sutra; sus ocho valles principales correspondían a los ocho rollos del sutra, y albergaba más de 69380 imágenes de Buda, una por cada carácter del sutra Esta espacialización del Loto, en efecto, permitía al practicante "leer" el sutra corporalmente a través del acto físico de recorrer la ruta de peregrinación. 


Fuente: Del Sutra del Loto: REALIZANDO ESTE MUNDO COMO LA TIERRA DEL BUDA

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Gohonzon Nichiren N°038

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