EL GOHOZON (MANDALA CALIGRÁFICO DE NICHIREN) COMO MAPA DE LA VIDA Y KOAN CÓSMICO
INTRODUCCIÓN
El mandala caligráfico de Nichiren, conocido como Gohozon (o "Mandala de los siete caracteres"), es una obra sacra de la tradición nichiren que trasciende su condición de objeto ritual para convertirse en una representación simbólica de la propia vida humana, un koan contemplativo y un mapa hacia la esencia del ser. Veamos uno de los tantos aspectos de su estructura, personajes y significados ontológicos, destacando su carácter como reflejo de la unidad entre la ley, los budas y la vida individual, así como su dimensión esotérica.
ESTRUCTURA CENTRAL Y SU ESENCIA
En el núcleo del Gohozon se encuentra la caligrafía de "Namu Myoho Renge Kyo" —el mantra de la Ley Mística, conocido también como daimoku—, que constituye el eje de todo el mandala. Este centro no representa un ser personal, sino la ley primordial del universo: la realidad última que sustenta toda manifestación y encarna la no dualidad en su máxima expresión. A diferencia de concepciones en que un buda es el origen, aquí la Ley Mística es el fundamento, y los budas son sus manifestaciones.
LOS BUDAS LATERALES Y SU SIGNIFICADO: DUALIDAD Y MANIFESTACIÓN DE LA NO DUALIDAD
Inscrito en la parte central está Namu Myoho Renge Kyo, y de un costado se sitúa el ideograma que representa a Buda Shakyamuni, el buda histórico que enseñó el Sutra del Loto en la Tierra. Del lado derecho se encuentra el ideograma correspondiente a Buda Prabhutaratna (conocido como "Buda Taho", el buda "Muchos Tesoros"), el buda que se manifiesta con su stupa de joyas cada vez que un buda predica el Sutra del Loto.
Ambos budas son, en realidad, realidades y manifestaciones de Myoho Renge Kyo mismo: Shakyamuni representa la vida y la manifestación —la expresión histórica y visible de la ley en el mundo, lo manifiesto—, mientras que Prabhutaratna simboliza la muerte o el estado de latencia —la eternidad invisible de la Ley que permanece oculta cuando no se revela. Juntos, encarnan la dualidad que permea la experiencia humana, mientras que el daimoku del centro representa la no dualidad que trasciende y contiene ambas polaridades. Contrario a interpretaciones que lo consideran el buda primordial, Shakyamuni se le representa aquí como el portador y manifestante de la Ley Mística, complementado por Prabhutaratna como su dimensión eterna y latente.
LOS CUATRO BODHISATTVAS DE LA TIERRA Y SUS REPRESENTACIONES
Acompañando a los budas se encuentran los Cuatro bodhisattvas de la Tierra (Shisho Bosatsu): Jogyo, Muhengyo, Joggyo y Anryugyo. Cada uno simboliza un aspecto de la esencia de la vida: la determinación para practicar la ley, la capacidad de trascender límites, la compasión activa y la estabilidad interna. Juntos, representan los valores y cualidades que se manifestarían en quienes conectan con la Ley Mística del centro.
EL MANDALA COMO REFLEJO DE LA VIDA PROPIA, KOAN Y MAPA
El Gohozon es más que un objeto externo: es una representación de nuestra propia vida, en la que todos los personajes y el mantra central simbolizan aspectos intrínsecos de nuestro ser. También se puede leer como un koan —un enigma contemplativo que invita a superar el pensamiento dualista y alcanzar una comprensión directa de la realidad. Además, funciona como un mapa hacia nuestro propio ser, guiando a la práctica para manifestar la esencia iluminada que yace en el centro de cada persona.
LA DIMENSIÓN ESOTÉRICA OCULTA Y LOS USOS MUNDANOS
A lo largo de la historia, el Gohozon ha sufrido una distorsión en su interpretación: muchos lo han utilizado principalmente para consagrar deseos mundanos o materiales —riqueza, salud física, éxito social—, ocultando su verdadera dimensión esotérica. Cabe resaltar que Nichiren mismo afirmó que nunca oró por cuestiones seculares: su práctica se centró en la transformación profunda de la vida, en la manifestación de la budeidad inherente y en la realización de la paz cósmica, no en la satisfacción de deseos temporales.
Esta dimensión oculta del mandala es su carácter como instrumento de autoconocimiento esotérico: no es un amuleto para obtener bienes terrenales, sino un espacio de contemplación que revela la interconexión entre la propia vida y la realidad última. Su esoterismo radica en la posibilidad de acceder a un conocimiento directo de la esencia de la vida a través de su contemplación y práctica, más allá de interpretaciones superficiales y mundanas.
El Gohozon de Nichiren es una obra de profunda riqueza simbólica que convierte la caligrafía en un espejo del cosmos y de la vida individual. Su estructura —con la Ley Mística (no dualidad) en el centro, los budas de la manifestación/vida (Shakyamuni) y la latencia/muerte (Prabhutaratna) en los lados y los bodhisattvas como cualidades de la vida— revela que la iluminación no es algo externo, sino un potencial inherente. Además, su dimensión esotérica, recuerda que su propósito original es guiar al ser hacia el autoconocimiento y la realización de su verdadera naturaleza, tal como lo enfatizó Nichiren mismo. En definitiva, el mandala es un koan viviente y un mapa hacia la propia esencia.
Gohonzonshu (129 halographs)
Published by Rissho Ankokukai. 1947, 1999.






